viernes, 30 de mayo de 2008

LA TOMA DE LA TRIBUNA


Todo parecía normal ese jueves 10 de abril. El martes anterior, Andrés Manuel estuvo en una reunión con la mayoría de los senadores y había estado de acuerdo en que la exigencia de ese momento que implicaría continuar con la iniciativa política en ese momento. Con esa idea nos habíamos ido los senadores del PRD, confiados en que Carlos Navarrete haría una buena negociación que nos permitiría evitar el albazo legislativo y convocar a un congreso con alcances nacionales sobre el tema petrolero.

Esa mañana me había reunido con Esther Orozco, Directora del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal y comentado acerca de los programas de apoyo a inventores que tenían, de la grilla de la Red Nacional de ciencia, de los fondos mixtos y de temas que tienen que ver con nuestro tema. Poco o nada me imaginaba de lo que iba a pasar en el senado, a pesar de que al salir del restaurante El Cardenal, ya se preparaba el escenario para la reunión de presentación de "Las Adelitas", nada indicaba las acciones que se tomarían ese día.

Cuando llegue a la reunión previa del grupo parlamentario del PRD en el Senado, se notaba un ambiente de tensión. Pablo dirigía la reunión, pero no era una reunión normal. Todos esperaban la llegada de Carlos Navarrete, quien traería una versión de la reunión que había mantenido con Andrés Manuel y los demás coordinadores de los grupos parlamentarios de los partidos del FAP. La espera duró muchos minutos, casi una hora. Sin tema aparente alguno para esa sesión, varios senadores se retiraron de la reunión y se dirigieron a la sala de plenos. Carlos llegó cerca de las 11 e informó lo que suponíamos que había pasado en la reunión de la noche anterior. Andrés había comentado que si la iniciativa de reforma energética pasaba un trámite parlamentario más, el pedía que se tomaran acciones directas en las dos cámaras. Navarrete, explicó al grupo que el había contestado que las decisiones de los senadores se tomaban por acuerdo de mayoría después de una discusión y que si después de la toma de la decisión alguien no estaba de acuerdo lo explicaba y actuaba en consecuencia con la anuencia de los demás. Por lo tanto, la decisión de tomar acciones directas tenían que pasar por la discusión exhaustiva del grupo parlamentario. Carlos lo puso a consideración y Ricardo Monreal, con colmillo, le preguntó cual era su posición, a lo cual Navarrete contestó que para el, la vía parlamentaría de la discusión y la reflexión seguían siendo validas y le pidió a Graco que informara de los avances de la discusión al interior de la Comisión de Energía que prácticamente cerraba el acuerdo de llegar a una discusión abierta acerca de la reforma energética durante el periodo de receso y que solo requería que se pusieran de acuerdo los coordinadores de los grupos parlamentarios. Rubén Velázquez fue muy enfático al rechazar cualquier medida directa (aun no se sabia que) y declaró estar por la vía parlamentaria. Después hable yo en la misma línea de privilegiar la discusión, pero también de no pecar de ingenuos ante la alianza PRIAN que seguramente les urgía aprobar la reforma y cumplirse sus compromisos, pero que deberíamos discutir ir a los foros. En cuanto terminé, Claudia Corichi se levantó de su asiento y escuché claramente lo que decía, "esta discusión está arreglada", tomo su bolso y se fue.

Sin embargo, lo que acabó con el cuadro fue la intervención de Yeidckol Polevnsky; empezó a hablar de la Ley de Adquisiciones que se discutía en la Cámara de diputados y por supuesto, de las 5 iniciativas que había enviado el ejecutivo a la cámara de senadores. Yeidckol hablaba apasionadamente, mas que de costumbre cuando se trata de temas que le interesan y enojada, se levantó y dijo que ella se iba "a tomar la tribuna" pues le tocaba codirigir ese día como vicepresidenta de la mesa. Todos nos sorprendimos, pero la frase fue lo suficientemente ambigua como para no dar por aludida cualquier acción directa. La realidad nos golpeó de frente. No habían pasado 5 minutos de la despedida de Yeidckol, cuando por los monitores del salón Vitrales, éramos testigos de como Ricardo Monreal hablaba que a partir de ese momento se iniciaban las "acciones de la resistencia civil pacíficas" en el senado y se subieron Claudia, Rosalinda, Tomas Torres, Antonio Mejía, Salomón Jara, Alfonso Sánchez Anaya, Arturo Herviz, Rosario Ibarra y José Luis García Zalvidea, acompañados de Walton Aburto de Convergencia y Alberto Anaya del PT.


Todos deben imaginarse la crisis que atravesó el salón Vitrales al ver a nuestros compañeros subirse a la tribuna, dirigidos por Ricardo Monreal que decía que a partir de ese momento comenzaban las acciones de la resistencia civil pacífica y que no se bajarían hasta evitar el albazo legislativo para aprobar la reforma energética. Inmediatamente, nos paramos de nuestros asientos y Lázaro Mazón me pregunto directamente, “que hacemos Javier”, voltee a ver a Pepe, Carlos Sotelo y Navarrete que incrédulo , volteaba a ver las pantallas del salón vitrales. “A ver”, le dije a Lázaro, “si subimos al salón de plenos, no podemos quedarnos sentados y tendremos que solidarizarnos con ellos”. “Debemos subir”, dijo Navarrete, “hay que enfrentar esto” y acto seguido, nos enfilamos rumbo al salón de sesiones.

Llegué al salón de sesiones acompañado de Minerva, quien desconcertada, igual que yo, nos quedamos paralizados en nuestros escaños. Todavía Pablo Gómez me susurró que los compañeros habían tomado una decisión precipitada, a lo cual le contesté que a mi no me habían avisado y que yo no sabía absolutamente nada. Jorge Ocejo, del PAN, alcanzó a escuchar y me increpó “súbete Javier, súbanse, que están haciendo aquí” y Pablo le soltó, no te metas Jorge, no estas en tu partido”.

Desde mi escaño fui testigo de todo lo que pasó después; de la votación del dictamen que se encontraba a discusión ya con la tribuna tomada, de los gritos y el rostro descompuesto de Manlio Fabio diciendo “no nos secuestren” y de la pose de monumento histórico a la Belisario Domínguez de Tomas Torres increpándolo, “usted ya no puede hablar, compañero¡¡” le decía apuntándolo con el dedo fulminante y tomando una pose para la posteridad. Lo demás se vino en cascada, los priistas se salieron, los panistas montaron en cólera y se dieron escenas chuscas que después pasarán a ser parte de la picaresca política nacional; Felipe González, gruñendo que era mejor corrernos a patadas, Manlio con el rostro descompuesto, Minerva diciéndome que no estaba de acuerdo y Rubén Velazquez subiéndose a la tribuna después de haberse opuesto en la reunión previa. Volví a hablar con Lázaro Mazón y le dije lo mismo “no tenemos opción, si ya estamos aquí habrá que solidarizarnos” y nos subimos. Rosario Ybarra me recibió con un beso y me dijo “yo sabía que aquí estarías” y si, ella lo sabía, sin duda lo sabía, yo no podía, por una lógica elemental de quienes procedemos de los movimientos estudiantiles de la izquierda de los años setenta, dejar de solidarizarme. Lo mismo paso con Carlos Navarrete, quien al ver rebasado su liderazgo, hizo lo que marca el librito; Ponerse al frente.

Los quince días siguientes fueron una larga prueba de resistencia, casi imposible de describir en su totalidad, pero que probaron convicciones , caracteres, personalidades, responsabilidades y capacidades como nunca antes, pero sirvió para conocernos y reconocernos como grupo parlamentario.

Firme e inquebrantable, Rosario Ybarra nos dio a todos una lección de humildad y resistencia; chiquita como es, se durmió en dos escaños como si fuera la cama de su casa en Monterrey y se mantuvo siempre en su posición. Rosalinda López, fue clave en la operación de la toma, a partir de ahí fue para nosotros, la “Adelita mayor”. Era lógico, la llamada de “El Licenciado” ella la había recibido y dado la señal para iniciar la toma, mientras hablaba Ricardo Monreal, que permaneció firme, impasible, mediático como es, cerca de 10 días, hasta que físicamente no aguantó y, contra su costumbre no estuvo en la entrega de las instalaciones aun cuando el fue quien mas tiempo estuvo presente en la toma, durmiendo casi todas las noches, sin bañarse durante varios días y dando hasta 10 entrevistas diarias a los medios electrónicos y escritos de todo el país.

Yeidkcol, contra toda su costumbre, tomo por primera vez una tribuna y se expuso a la crítica de sus amigos empresarios, pero se mantuvo firme durante todo el tiempo a pesar de todo los embates en su contra y, junto con Rosalinda, Jesús Garibay, Salomón Jara y Jose Luis García Zalvidea compartimos, durante las noches, los sillones y la alfombra del salón Luis Donaldo Colosio. Donde por cierto, un enjambre de mosquitos no nos dejó en paz durante toda la toma; “son genéticamente modificados” les bromeaba, “traen sangre de Diego Fernández de Cevallos, de don Emilio González, del loco Jackson y de otros ilustres senadores que los ha hecho inmunes a todo” .

Varias imágenes quedarán para siempre en el recuerdo de esa memorable jornada; Ricardo Monreal, en la madrugada del 11 de abril impartiéndonos una conferencia sobre el senado mexicano desde la etapa independiente hasta nuestros días; En otra ocasión, Pablo, siempre docto, se subió a tribuna y habló largamente de la improcedencia de los bonos ciudadanos que proponía la iniciativa de Calderón o cuando, en un acuerdo de Carlos Navarrete y Dante Delgado, me tocó presentar la propuesta de realización del debate petrolero en la tribuna del salón de sesiones en medio de un enjambre de cámaras y micrófonos y me dio los minutos de cobertura en medios nacionales que nunca había tenido.

Todos los días, era un ir y venir de periodistas, camarógrafos y orejas que buscaban la nota del acuerdo o del desacuerdo, porque la prensa, sobre todo la televisión nos tupió como nunca, López Doriga, Javier Alatorre. Carlos Loret , encabezaron una durísima campaña de descalificativos contra nosotros y contra Andrés Manuel y el movimiento de resistencia civil.

Varios compañeros se esforzaron más allá del rol de guardias, García Salvidea y su interminable cadena de ocurrencias, Toño Mejía que iba y venía de Zacatecas y Jesús Garibay que siempre ponía la nota de humor a las pláticas serias y a los inevitables momentos de tensión al interior de los cada vez menos senadores presentes en el salón de sesiones.

Por fin, el dia 25 levantamos la toma de la tribuna con un acto pequeño pero simbólico, después de una semana de negociaciones que eran entorpecidas por una lentitud exasperante de los panistas y priistas que les convenía mantenernos con la tribuna tomada, toda vez que ellos habían logrado sesionar, sin nosotros, en las instalaciones de la Torre del Caballito y sacado acuerdos que les convenía sacar, como los cambios a la ley de Adquisiciones, que pasaron vía Fast track , trabajando en comisiones incompletas y con un mutilado y dócil pleno. Al concluir la toma, cantamos el himno nacional con convicción, pero sobre todo con alivio, había terminado un desgastante movimiento en el parlamento que había sido acompañado por una importante movilización ciudadana de la gente de la ciudad de México que ya forma parte del anecdotario político nacional pues aquí aparecieron las “Adelitas” y se propició un verdadero debate nacional acerca del principal recurso estratégico nacional.

No cabe duda que la lucha no fue en vano, pero tampoco queda reserva alguna, que aún quedan muchas por librar.

RECUPERAR EL CAMINO

Hoy retomo el compromiso con el blog. La experiencia vivida en la toma de la tribuna mereció todo la atención y los resultados de la misma acción nos dejó prácticamente exhaustos a los senadores del PRD. Sin embargo, la vida y las experiencias legislativas siguen y el compromiso de observar y escribir sigue patente y por lo tanto lo retomo con entusiasmo. Muchas cosas están por venir; el debate petrolero, las elecciones en Nayarit,  los periodos extraordinarios y el acontecer diario que siempre nos depara sorpresas.