viernes, 26 de febrero de 2010

NAYARIT, LA HUELGA DEL STESUAN Y EL 20 DE FEBRERO DE 1979

(Estas notas forman parte de un fragmento modificado de un folleto publicado en conjunto con el Dr Julio Plascencia en Meridiano de Nayarit en febrero de 1990, titulado “20 de febrero no se olvida: recordar para conjurar”)

A pesar de su corta edad, la Universidad Autónoma de Nayarit, como otras universidades públicas estatales, ha cruzado un azaroso camino para consolidarse como una alternativa de educación superior que cumpla cabalmente con las funciones asignada por el pueblo de Nayarit. En ese camino, se han marcado la vida de los universitarios nayaritas .

La lucha librada por el Sindicato de Empleados y Trabajadores de la U.A.N. (STESUAN) durante los últimos cuatro años de la década de los setenta, significó un rabioso combate de un puñado de universitarios que lucharon por preservar la autonomía, por mejorar sus condiciones laborales y evitar la instauración de una universidad con severos rasgos autoritarios y policiacos. Años después, las consecuencias estuvieron a la vista, tres sindicalistas muertos y una universidad intervenida y deteriorada política y académicamente.

Los hechos ocurridos el 20 de febrero de 1979, fueron también un eslabón mas de una política estatal francamente represiva, ocasionados por un clima anticomunista que tuvo su origen en los resultados de las elecciones para gobernador efectuadas en Nayarit en 1975, donde el coronel Rogelio Flores Curiel fue impugnado por fuertes contingentes sociales que apoyaron la candidatura socialista de Alejandro Gascón Mercado. Los primeros meses de la nueva administración estatal estuvieron cargados de hechos violentos y de fuertes protestas sociales. No es extraño que la universidad no escapara a este contexto.

Desde la campaña electoral del coronel había sido evidente el rechazo a la postulación priísta del militar debido a los antecedentes que este poseía de haber sido jefe de la policía del Distrito Federal cuando sucedió la violenta represión a una manifestación estudiantil que se efectuaba en las calles de la ciudad de México el 10 de junio de 1971 y que fue atacada por el grupo paramilitar “los Halcones “ de quienes se decía, eran sostenidos por el Departamento del Distrito Federal. Con estos antecedentes, eran previsibles los conflictos que el nuevo gobernador enfrentaría con los universitarios.

En el contexto universitario, los asesinatos de los trabajadores también significaron la última embestida violenta a un proyecto de educación superior conocido como la “Nueva Universidad”, que había sido impulsado después que la institución obtiene su autonomía en diciembre de 1975, días antes de que Flores Curiel accediera al poder estatal. Este intento de reforma, resultaba altamente sospechoso para el grupo político que recién arribaba al poder en la entidad. Este proyecto universitario contaba con impulsores muy cercanos a la Secretaría de Educación Pública, con una reglamentación jurídica avanzada que sobrepasaba con mucho la de cualquier universidad de la época y donde se recogían las demandas del naciente y combativo sindicalismo universitario, y con una representatividad democrática que provocaron fuertes reacciones de los sectores más conservadores de la casa de estudios y del estado.

En términos generales, estas fueron los tres grandes antecedentes que explican la forma con se abordó el movimiento de huelga que estalló el STESUAN el día 1ro. De diciembre de 1978: existía un impulso nacional al sindicalismo universitario, enfrentado a una fuerte campaña anticomunista realizada por las autoridades educativas nacionales y estatales que se traducía en distintas formas de sujeción y represión al movimiento universitario. Asimismo , esto se conjugó con el arribo al poder en el estado de un militar forjado en las lides policiacas que encontró apoyo de los sectores mas reaccionarios de Nayarit y de la Universidad para reprimir al movimiento huelguístico, para golpear al sindicato, para terminar el proyecto de “nueva Universidad” que había sido iniciado en 1976 y contener lo que ellos percibían como una “ola comunista” en la entidad.

EL SINDICALISMO UNIVERSITARIO NACIONAL Y LA LUCHA DEL STESUAN EN NAYARIT.

Al igual que muchos otros sindicatos universitarios de provincia, el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad de Nayarit (STESUN) surge en noviembre de 1974 y se consolida en octubre de 1975. En ese momento, a nivel nacional, se vivían intensas luchas por organizar y fortalecer un sindicalismo independiente a los organismos corporativos incorporados al partido oficial. En 1975, el país era recorrido por una ola de insurgencia sindical encabezada por Rafael Galván, dirigente electricista que había sido expulsado del STERM en marzo del mismo año y que había convocado a grandes movilizaciones obreras como la Marcha Nacional de la Insurgencia que se realizó en la ciudad e México en noviembre y a la cual acudieron más de cien mil personas.

Al interior de ese movimiento, muchos de los electricistas que pertenecían a la Tendencia Democrática (TD) se concentraban en Guadalajara, por lo que el occidente de México se consideró una zona política estratégica para el gobierno federal durante este año, situación que se complicó aun más con el proceso electoral que vivía Nayarit. Todo ello produjo una alta concentración de tropas y un ambiente social de tensión en esta zona del país, donde el aparato estatal y los sectores más conservadores agitaban una fuerte campaña antisindical y antisocialista nunca antes vista.

En este caldeado ambiente social, el sindicalismo universitario creció prácticamente en todas las universidades públicas estatales. En 1972 se había organizado el STEUNAM y en 1975 el personal académico de la Universidad Nacional se organizaba en el SPAUNAM, todo ello se desarrollaba sin un marco legal preciso. En algunos estados, varios sindicatos habían conseguido que las relaciones con las autoridades universitarias estuvieran normadas por el apartado “A” del artículo 123 constitucional cuya vigencia se extiende a todos los trabajadores asalariados del país, otros más habían aceptado ser incluidos en el apartado “B” que norma las relaciones laborales de los trabajadores al servicio del estado, sin los plenos derechos laborales a los que tienen derecho los del anterior apartado. Por último, la mayoría de la universidades solo habían llegado acuerdos bilaterales con sus sindicatos ajenos a dichos preceptos legales y por lo tanto, con una mayor inseguridad jurídica en sus relaciones.

Bajo esas condiciones, en agosto de 1976, el Rector de la UNAM, Guillermo Soberón, envía al Presidente de la República un proyecto de iniciativa de ley donde se pretendía crear un apartado “C” al artículo 123 constitucional que regulara las relaciones laborales de las autoridades universitarias con sus respectivos sindicatos mediante un régimen especial donde no sabía la posibilidad de agrupación de administración y académicos, ni de un sindicato nacional y donde las huelgas en el ámbito universitario sólo fueran permitidas en caso de “violaciones sistemáticas reiteradas a las condiciones de trabajo”. Esta propuesta, conocida después la “Ley Soberon” generó una fuerte respuesta de los sindicatos universitarios. De inmediato, el SPAUNAM, dirigido por diversos grupos de la izquierda mexicana de la época, propuso la creación del sindicato nacional y demandó un contrato ley que rigiera las relaciones laborales en todas las universidades del país.

Tras las propuestas vinieron las acciones, y en marzo de 1977 se crea el STUNAM, con la fusión de los sindicatos administrativos (SETEUNAM) y académico (SPAUNAM) de la máxima casa de estudios del país, y su primera prueba de fuego fue la huelga estallada en junio de 1977, cuyas principales demandas establecía el reconocimiento a la unidad sindical de todos los trabajadores universitarios y por la firma de un contrato colectivo justo y que estuviera legalmente reconocido. Este movimiento transcurrió en un ambiente de solidaridad nacional de parte de los trabajadores de las universidades del país y bajo la lluvia de consignas anticomunistas de parte de los sectores mas conservadores del país y de algunos medios de difusión que se oponían a la acción sindical. Finalmente, toda la campaña finalizó con el violento rompimiento de la huelga, para el cual utilizaron 20 mil policías del Departamento del Distrito Federal quienes sitiaron y desalojaron ciudad universitaria la madrugada del 7 de julio de 1877 arrestando a mas de mil sindicalistas y consignando a seis de sus líderes, entre ellos a Nicolas Olivos, a Eliezer Morales y Rosalio Wences Reza.

Este episodio del sindicalismo universitario a nivel nacional explica, en parte, la actitud fieramente anticomunista y antisindical de las autoridades estatales y universitarias en Nayarit durante ese periodo, aunque en las condiciones regionales tenía un peso dramático la forma como el entonces coronel Flores Curiel había llegado a la gubernatura y sus antecedentes de confrontación con los universitarios nayaritas durante su campaña, lo cual es probable que haya sido la principal causa de su violenta actitud en contra de la Universidad Autónoma de Nayarit.

1975-1978 INTERVENCION ESTATAL Y SINDICALISMO UNIVERSITARIO EN NAYARIT.

“Solo busco el poder para servir a mi pueblo”
Lema de campaña del Coronel. Rogelio Flores Curiel.

“Solo busco el poder para asesinar a mi pueblo”
Pinta aparecida en la ciudad de la cultura el 2 de octubre de 1975

(Diario del Pacifico, 3 de octubre de 1975).

Estas frases expresan el grado de confrontación que el coronel Rogelio Flores Curiel encontró en los universitarios nayaritas. No era para menos, ya que la propia candidatura del militar había sido decidida desde el centro del país y habían dejado de lado a grupos políticos que tenían gran influencia entre los estudiantes universitarios, lo que provocó , de hecho, una fuerte oposición dentro y fuera de las filas priístas a la figura castrense. En este ambiente de contradicciones, los hechos del 10 de junio de 1971 eran una referencia obligada tanto para la oposición socialista como para los grupos priístas inconformes, por ejemplo, en plena carrera electoral y con motivo de la visita de José López Portillo , entonces candidato del PRI, se ventiló la posibilidad de que este visitara las instalaciones de la UNI-NAY en compañía del candidato oficial a la gobernatura. Esto produjo agrias declaraciones tanto del rector Ricardo Vidal Manzo, como presidente de la FEUAN Ramón Rosas. El primero de ellos declaró a la prensa estatal y nacional que la UNI-NAY recibiría a López Portillo, pero no a Flores Curiel, mientras que Rosas daba “su cabeza si entraba el coronel a las universidad” (Diario del Pacifico 23-octubre de 1975). Declaraciones que desembocaron en un bloqueo del boulevard Tepic Xalisco durante el paso del candidato presidencial frente a las instalaciones universitarias y que culminaron en un enfrentamiento, en la plaza principal de Tepic frente a Catedral, a golpes e insultos de un contingente de la FEUN con los miembros del cuerpo de seguridad del mitin priísta de apoyo a López Portillo quien tuvo que improvisar un discurso ante la imposibilidad de que Flores Curiel pudiera dirigirse a la multitud por el escándalo causado por el contingente estudiantil que se había colado al mitin y que le gritaba “Halcón” y “Asesino”.

Estos hechos fueron el prologo del episodio mas crítico que a los universitarios nayaritas les haya tocado enfrentar en su relación con las autoridades estatales. En ese momento, las condiciones estaban puestas para que la U.A.N., cuya autonomía se decretó un mes después de esos acontecimientos, fuera campo de numerosas acciones de provocación y de represión.

Los meses transcurridos desde la toma de posesión del coronel hasta julio de 1977, que fue el momento cumbre de la movilización sindical universitaria a nivel nacional, transcurrieron en la universidad nayarita en una ambiente de violencia y provocación de parte de grupos porriles y de sectores conservadores que finamente llevaron, en marzo de 1977, al desconocimiento de las autoridades universitarias encabezadas por el Lic. Ruben Hernández de la Torre después de una serie de hechos que incluyeron la destrucción de maquinaria, equipo de imprenta, libros, material de investigación y archivos del Instituto de Investigadores Económicas que se encontraban en Xalisco, Nayarit. Años después, un funcionario estatal, confesó que el ataque había sido organizado por el procurador Antonio Sam López y por Ramón Audelo Landázuri, un periodista de la época conocido como RAL, compadre del coronel Flores Curiel a quien le demostró la conjura comunista al encontrar propaganda “subversiva” en los archivos del Instituto que duraron mucho tiempo en poder de funcionarios estatales.

Tras estas acciones, y emulando involuntariamente a los golpes de estado en Sudamérica, quienes encabezaron el desconocimiento nombran a una junta de gobierno formada por decanos de la Universidad. Ante la imposibilidad de que la U.A.N. funcionara así, esta junta transfirió la administración a una terna de funcionarios integrada por David Trejo, Jorge Alegría y Petronilo Díaz Ponce, director de la Preparatoria de Compostela quien, a la postre, se convertiría en el rector.

Durante el periodo de la terna STESUAN había realizado múltiples movilizaciones para denunciar la escalada derechista en la universidad. De hecho, el sindicato se había convertido en el último y el único sostén del proyecto de “Nueva Universidad” tras el derrocamiento de las autoridades que impulsaban ese modelo de educación superior. Tras él, se enfocaron todos los esfuerzos. Por ejemplo, durante el paro laboral que el STESUAN convocó para dar solidaridad al STUNAM en su lucha, el gobernador Flores Curiel declaró que “en el conflicto de la Universidad de Nayarit el Partido Comunista Mexicano tiene metidas las manos y donde el PC mete las manos todo lo hecha a perder.” (Entrevista a Zeferino Sandoval . diario del Pacifico, 6 -jul-77). Tal pareciera que esa hubiera sido la voz de arranque para los distintos grupos porriles que actuaban en la universidad, pues en los meses posteriores que actuaban en la universidad, pues en los meses posteriores se desató una escalada de violencia que ninguna autoridad podía parar.

Ahora bien , no sólo la universidad era presa de la zozobra después de tales declaraciones. El problema agrario estaba bastante recrudecido. Es más, el mismo 7 de julio hubo un enfrentamiento entre judiciales y campesinos en el rancho de “los Sauces “ municipio de Compostela , el día 9 después de un tiroteo en contra de comuneros de cumbres de Huicicila, la policía judicial aumentó a mas de 22 los dirigentes comuneros presos en distintas cárceles del estado. Bajo este clima a nivel estatal, los porros agrupados en la Unidad Liberal Benito Juárez (ULBJ), terminan a balazos un acto de graduación de la preparatoria de Acaponeta, agreden a secretarias en prepa 1 y comienzan a amedrentar a los trabajadores en la U.A.N. Ante esa escalada, el STESUAN convoca a un paro el día 22 que la detiene momentáneamente.

Sin embargo, en septiembre de 1977, la universidad nayarita se convierte en campo de batalla .El día 3, individuos apostados en la azotea de la preparatoria 1 balacean el edificio de preparatoria abierta, institución fundamental para el proyecto de “Nueva Universidad”, el 8, la ULBJ desaloja a los administrativos de la preparatoria 1 y de paso, son acusados por autoridades de la escuela, de ser los principales artífices de actos terroristas en contra del edificio escolar. Tal situación generó las primeras víctimas de inocentes que nada tenían que ver con el problema universitario. El día 30 de septiembre de 1977, en el centro de la ciudad sucede un enfrentamiento armado entre distintas facciones de porros. Durante la persecución, individuos bien identificados atropellan a la Sra. Carmen Aguet, quien muere instantaneamente e hieren al niño Juan González en las calles cercanas a palacio de gobierno. En estos hechos, dos personas más resultan heridas de bala. Sin embargo, esa misma noche el procurador de justicia florescurielista, Antonio Sam López , declaró a la prensa local que el “no tenía noticias de que en la U.A.N. haya grupos armados” lo que fue interpretado como una muestra de protección e impunidad ante los fuertes reclamos sociales por la muerte de inocentes (Diario del Pacifico, 1 - octubre de 1977 ).

Ante lo que pudiera esperarse, la violencia no ceso. Ese mismo mes de octubre resultó muy trágico. El día 13 la policía municipal arresta a mas de 20 miembros del STESUAN que se encontraban realizando actos de propaganda para preparar su huelga, esto originó, un día después, un enfrentamiento entre policías y sindicalistas en la entrada de la cárcel preventiva a Tepic. Liberados sus dirigentes, el STESUAN inicia su movimiento de huelga el día 17 y sus integrantes encuentran ocupadas las instalaciones por porros que los provocan continuamente. En ese clima de amedrentamiento, el día 24 es asesinado de un balazo en el cuello el estudiante Eliseo Meza Bernal estudiante de Prepa 1. Ante el hecho, Sam López vuelve a declarar que es “simple chisme” que dicho plantel sea refugio de delincuentes (Diario del Pacifico 25 de julio de 1977 ).

La huelga del STESUAN continua bajo ese tenor de violencia y provocación. Finalmente, se llega a un acuerdo mediante la mediación de la ANUIES y la FSTSU donde resultaban despedidos 72 despedidos aun cuando se respetara el contrato colectivo de trabajo. Durante el movimiento, Petronilo Díaz Ponce fue electo rector e inmediatamente puso en marcha su propio proyecto de universidad compatible con el ambiente hostil que el Gobierno del Estado propiciaba en contra de los estudiantes y sindicalistas sospechosos de “comunismo”.

El rector Petronilo creó la policía universitaria con elementos extraídos del ejército y de la policía judicial, cercó la universidad con una malla metálica, instauró severas medidas en contra de elementos considerados de oposición, propició la formación de un sindicato paralelo al STESUAN junto a otras medidas que demostraban el carácter autoritario de su administración. Todo 1978 fue la reiteración de la impunidad y la violencia.

Así se preparo la Huelga que estallaría el 1ro. De diciembre de ese año y cuyas principales demandas eran parar la represión, la desaparición total de la policía universitaria, la restauración de 72 despedidos, la exposición de los esquiroles, la revisión del contrato colectivo, el respeto a la autonomía de la U.A.N. y a la integridad física de los huelguistas. La administración del rector Petronilo contestó con más violencia e intimidación: el día 28 de noviembre la policía universitaria se posesionó del edificio de la rectoría para impedir el inicio de la huelga, aun así, el movimiento estalla enfrentando grandes adversidades. El 2 de enero, detienen a Eduardo Saucedo, secretario general del sindicato y a otros 10 trabajadores más. Ocho días después, Petronilo pedía la intervención de la fuerza pública para “enfrentar la escalada comunista en la UA.N.” al mismo tiempo que agentes de la policía universitaria golpeaban y disparaban contra estudiantes y trabajadores en la preparatoria 1, amenazándolos de muerte.

Como una respuesta a dicha escalada violenta y ante la incorporación creciente de los estudiantes al apoyo de la huelga del STESUAN, se forma el Consejo Estudiantil Universitario con representantes de la mayoría de las escuelas de la universidad instaladas en Tepic y algunas foráneas. Ese paso permitió el apoyo de organizaciones estudiantiles nacionales, como es el caso de CJM y la Federación de Estudiantiles de Guadalajara. Raúl Padilla López, en aquel entonces líder de la FEG, enfrentó incluso el desalojo violento que la policía universitaria perpetró contra los dirigentes estudiantiles del CEU que se encontraban reunidos en la Escuela de Economía el día 18 de enero. En ese momento, la situación estaba incontrolable, ya que organizaciones estudiantiles de carácter oficialista como la CJM intervenían en el conflicto y porque no había autoridad alguna que pudiera detener la ola de hechos violentos. Todavía antes del 20 de febrero hubo 3 heridos de bala en el campus universitario. Estaban dadas las condiciones para la masacre: total impunidad de los grupos armados, feroz campaña de prensa contra el movimiento de huelga, desesperación de las autoridades ante la generalización del conflicto y el involucramiento de fuerzas oficialistas contra el rector y el gobernador. Así llegó el 20 de febrero, donde murieron tres trabajadores universitarios en defensa de sus legítimas demandas, en la construcción de un sindicalismo independiente y en la defensa de la autonomía universitaria. Así también quedó demostrado la intolerancia, el oscurantismo y el autoritarismo de la derecha nayarita de entonces.

Lo que pasó después de los asesinatos, amerita otra reflexión. Pues de ahí se derivaron múltiples consecuencias para la estructura policía del estado y para las condiciones internas del desarrollo universitario. Cabe decir que después de ese movimiento y sus consecuencias, la defensa de la autonomía, la hipersensibilidad ante la intervención externa y la capacidad de autogobierno se convirtieron casi en una obsesión para los universitarios nayaritas. Aún así, enfrentaron serios conflictos posteriores en su relación con los gobiernos estatales posteriores, que valdrá la pena volver a recordarlos.

Tepic, febrero 2010

LA NECESIDAD DE UN PROGRAMA DE APOYO EDUCATIVO, CULTURAL, PRODUCTIVO Y ORGANIZATIVO A LOS JOVENES QUE NO ESTUDIAN NI TRABAJAN.

Los jóvenes, los más afectados por la crisis


Los jóvenes han sido uno de los sectores más golpeados por la crisis económica y de seguridad que enfrenta nuestro país. Jóvenes son la mayoría de desempleados que encontramos en los diferentes sectores productivos; jóvenes son también la mayoría de delincuentes que ahora militan en las bandas armadas de las mafias organizadas; jóvenes también han sido la mayoría de los caídos en los combates irregulares y en las ejecuciones que se suceden a lo largo y a lo ancho de nuestro país.

Estos hechos tienen su explicación en el excluyente y deteriorado modelo económico que ha desplazado a grandes sectores de la población al desempleo y a la marginación, y que todavía los sectores poderosos de este país se empeñan en seguir sosteniendo..

Campesinos pobres, indígenas, artesanos, pequeños empresarios han pasado durante estos últimos años a una situación de franca sobrevivencia, y han traspasado hacia abajo la línea de la pobreza. Un sector vulnerable que es el común denominador en todos esos sectores económicos son los jóvenes de 15 a 30 años que no estudian ni trabajan, muchos de ellos han desertado del sistema escolar, desde la primaria, hasta la educación superior.

Ni escuela ni trabajo, un sendero para delinquir

Los casos individuales se suceden irremediablemente, aquellos que continúan en las escuelas de educación básica o media ya no encuentran cupo en las universidades y terminan engrosando,, después de los dieciocho años en que egresan de alguna escuela de educación media superior, las filas del desempleo, muchos de ellos con las condiciones sociales que luego incuban la delincuencia y otros más, quizás cada vez más pocos, que se atreven a cruzar la Frontera Norte para trabajar en los Estados Unidos.

Y si a esto le sumamos los jóvenes egresados de las universidades que no encuentran trabajo, la situación difícil se convierte en una tragedia que prácticamente está echando abajo el bono demográfico que nuestro país tuvo después de los años setenta.

Los últimos acontecimientos en Ciudad Juárez, y el grado de complejidad que conlleva, demuestra que la vía militar y policíaca no es la única solución para enfrentar estos graves hechos que amenazan a la población, no solamente en esa región del país, sino a generalizarla en todo el país, toda vez que las raíces de la violencia están en un deteriorado tejido social y en la falta absoluta de cohesión social que se expresa en violencia, impunidad e inefectividad en la acción de la autoridad para combatir estos hechos.

La vía militar, no es la única. Autoempleo, educación, cultura y organización son fundamentales

Proponer cambios a la Ley del Instituto Nacional de la Juventud trata de ser una contribución a la búsqueda de una solución integral que debe ser multifactorial, no solamente policíaca o militar, al creciente fenómeno de violencia, delincuencia y muerte que enfrenta la población de nuestro país; pero sobre todo la más joven.

¿Qué proponemos? Modificar la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud donde adicionamos una fracción en el artículo 3, un segundo párrafo al artículo 4, y una adición a la actual fracción XII y XIV del artículo 6. En general, se propone

La propuesta; cambios en la ley, atención inmediata

1, Crear un programa especial orientado al apoyo al sector de jóvenes que no estudian ni trabajan en este país y que de acuerdo a cifras oficiales, asciende a cerca de siete millones y medio de personas.

2, Constituir con este programa, un fondo financiero que permita garantizar acciones encaminadas a atender la problemática de este sector de la población, Acciones que tengan que ver con oportunidades de capacitación, de autoempleo, educativas, culturales y de organización social.

3, Conformar un sistema de observatorio de la juventud que permita identificar, diagnosticar y diseñar las mejores acciones para atender la problemática de los jóvenes atendiendo las particularidades regionales, sectoriales y sociales. Nadie está observando integralmente a los jóvenes, todos están en otros temas, quizá en las consecuencias mas que en la raíz de los problemas. Estos observatorios deberán tener una condición ciudadana, asesorados por entidades académicas y con la capacidad de hacerse escuchar por las autoridades municipales, estatales y federales.

Quizá estas iniciativas no constituyan, en si mismas, una solución al grave problema de la falta de oportunidades a los jóvenes mexicanos en el presente, pero si deberán ser parte de un gran esfuerzo que ataque la raíz de muchos problemas que amenazan con desbordar todo el marco institucional de nuestro país.