domingo, 27 de julio de 2008

EL SOL BRILLARA PARA TODOS

Quizás fueron muchos días para escribirlo, pero después del 6 de julio, los acontecimientos fueron sucediéndose con mucha velocidad. Sin embargo, recuperar la experiencia personal de ese día me parece un ejercicio de mucho interés, no solo personal sino colectivo y social.

No hay algo tan dulce como la victoria ni tan amargo como la derrota y esa paradoja refleja el sentimiento que experimentamos los perredistas nayaritas durante las elecciones estatales recientes. En la madrugada del lunes 7 que regresaba a mi casa seguía viviendo los intensos momentos ocurridos apenas unas horas antes; La euforia de los tecualeños, expresada en las camisas mojadas en sudor y adrenalina de Beto Parra y de “El indio” Rubén Benítez y en el pueblo volcado en una plaza municipal que no cabía de gusto por el triunfo tan largamente esperado, a la celebración moderada, pero no menos alegre, de Saulo Lora y su equipo más cercano que brindaban con la cerveza prometida durante el emotivo cierre de campaña, a la riñonuda marcha del triunfo realizada a la una de la mañana en Rosamorada que asemejaba una escena pintada por Juan Rulfo, Miles marchábamos en las calles solitarias de un pueblo donde unos dormían y la mayoría festejaban y los gritos se perdían en los montes cercanos. Todo ello contrastaba con la tristeza y abatimiento con que había dejado la casa de campaña de Luis Carlos López Partida y las llamadas desalentadoras y desanimadas de nuestros candidatos al sur del río San Pedro. Desanimaba mucho la derrota en Tepic, apabullante, previsible desde las encuestas que se habían venido haciendo pero no en el animo y en la conciencia de los simpatizantes de la coalición, sobre todo del movimiento “Juntos por Nayarit” y de Miguel Ángel Navarro.

Para mí, el día comenzó muy temprano. A la vuelta de mi casa y en el estacionamiento de la clínica San Rafael se instaló la casilla. En una pequeña fila de votantes pude formarme y votar. Dure 3 segundos en encontrar el nombre de Vladimir Valenzuela, vote por el, por Miguel Ángel y por el profe Peña al que había visto batallar como nadie, caminando desde la 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde en un trajinar que solo el podía hacer. Era evidente que el clima no era favorable para nosotros. No había expectativas, mucho menos tensión por esperar los resultados y la lluvia terminaría por enfriar todo, pero sobre todo, los ánimos de nuestros simpatizantes.

El encargo del presidente nacional del partido para mi había sido estar al pendiente del municipio de Santiago, apoyar a los candidatos y a sus equipos de cualquier imprevisto el día de las elecciones y estar permanentemente comunicados. Sabíamos que enfrentábamos una situación desfavorable, pero que podía revertirse, sobre todo en el distrito X y XII, desafortunadamente no fue así. 

La llegada a las calles de banquetas viejas, altas y empinadas, como las bautizara Pepe Narváez, fue directo a la casa de Lupita García, al saludarla me dice que le reportaban una casa donde los priistas compraban votos frente a la mutualista “Justo Sierra”. Raudo y veloz, nos desplazamos, junto con una escolta de “Cazamapaches”, cortesía de Luis Manuel y encontramos al profesor Morales, ex secretario del ayuntamiento de Raúl Mercado, en actitud francamente sospechosa, con un morral negro colgado al hombro y justificándose sin que se lo pidieran. A los minutos de encontrarnos ahí, los dirigentes municipales del PRI nos enviaron al “Cepillo”, antiguo simpatizante de la señora Lola Porras a tranquilizar las cosas y a tomarnos fotos, mismas que fueron correspondidas no sin antes extrañarles que estábamos ahí para verificar que las cosas se hicieran correctamente y en el marco de la ley. Nos retiramos tranquilamente y sin problema alguno.

Otro caso, fue el de Eva, una enfermera encargada de la movilización de nuestros simpatizantes en el barrio de “El Rebaje”; se enfrentó verbalmente a movilizadores priistas y estos le “cuchilearon” a la policía municipal que la siguió durante dos cuadras, como a una peligrosa delincuente. Era evidente, que la policía de Santiago, acudió al menos en este caso, a la intimidación de nuestros simpatizantes.

Al final de la jornada, dimos un recorrido largo que comenzó en Yago y terminó el la Boca de Camichín, con una escala necesaria en Otates, donde se suscitó el incidente más grave ocurrido en el municipio de Santiago; se perdieron 52 boletas de votación del paquete entregado a la presidente de la casilla ubicada en la primaria del pueblo. De la pérdida, tomó nota el Consejo Municipal Electoral y nadie quiso hacerse responsable, ni la presidenta del Consejo ni la presidenta de la casilla, la frase preferida era “yo no fui, yo tampoco” y hasta la fecha no se ha encontrado el responsable. Es evidente que los priístas santiaguenses no se sentían seguros a pesar de que las encuestas favorecían a su candidato. ¿Serán tramposos por naturaleza?, porque las preparan de todas maneras sin importar si sus candidatos tienen o no una amplia preferencia. Sin duda, lo tramposo lo traen tatuado en el código genético madre, el problema es cuando lo mutan a otros partidos, como el nuestro.

La jornada en Santiago concluyó en el juego inútil de andarse siguiendo en camionetas y tomándonos mutuamente fotografías con los priistas que nunca se usan, no solo porque no demuestran nada, sino que todas son mal tomadas por la tensión del momento. En Villa Juárez, los tricolores nos pusieron de “cola” una camioneta Explorer que nos siguió a dos metros de distancia durante el recorrido que hacíamos en el poblado, hasta que se quedo en los límites de Otates donde se concentró un buen número de camionetas priìstas que hacían el mismo juego ridículo.

El momento del cierre fue, como siempre, muy intenso. Hay un ayuno de información durante más de una hora antes de que lleguen los primeros resultados, en ese momento la tensión crece y se desata todo tipo de especulaciones. En cuanto llegan los primeros resultados, la alegría o la desesperanza comienzan a privar en el ambiente. A las 6 de la tarde, me encontraba acompañando a Luis Carlos López Partida y a su familia, atendía también, las llamadas del presidente nacional y de los candidatos de los municipios del norte, sobre todo de Huajicori y Acaponeta que pedían mi intervención para que las autoridades policíacas brindaran protección a nuestra gente que se encontraba cuidando casillas en la sierra. Entre llamada y llamada, comenzaron a llegar los desalentadores resultados para Luis Carlos. Cuando llegó el acta de una de las casillas de Sentispac y ver el resultado adverso, volteó y me dijo “ya perdimos, de esta no nos levantamos, ya me había dado mala espina desde que se perdieron las boletas”. La tristeza y la desesperanza nos invadió a todos los que ahí nos encontrábamos.

Esperé el tiempo prudente para conocer la tendencia definitiva de los resultados y me despedí de Luis Carlos y me dirigí al norte, donde los festejos estaban iniciados y el contraste con la situación en Tepic y Santiago Ixcuintla era total. Al llegar a Tecuala, miles de sonrisas me dieron al bienvenida, miles de voces reproducían y gritaban la victoria. Dulces victorias, amargas derrotas, era el resultado del 6 de julio, en ambas se aprende, y en las dos se avanza. No faltará quien se quiera colgar sólo la medallita de la victoria y la verdad fue un triunfo de todos. Ahora solo esperamos que construyamos y hagamos buenos gobiernos en el norte, porque a pesar de que no ha llovido parejo para todos en Nayarit, sin duda alguna, el sol brillará para todos.