Sinuoso fue el camino para aprobar el dictamen del a Agencia Espacial Mexicana (AEXA). Después del trabajo realizado al interior de la Comisión de Ciencia y Tecnología donde fue posible concertar los intereses de Ramón Muñoz y Beatriz Zavala, los dos senadores panistas para trabajar en positivo el dictamen de la agencia. El problema fue con los duendes que pululan en los pasillos de la casona de Xicontencatl, sobre todos los del establo de la Secretaría de Hacienda, quienes hicieron toda clase de maniobras para que no se aprobara el dictamen, por “problemas de presupuesto” .
Dichas maniobras incluyeron una llamada del subsecretario de gobernación encargado de los asuntos legislativos a Tomas Torres, presidente de la Comisión de Asuntos Legislativos, segunda con quienes habíamos compartido dictamen, hasta la aparición de supuestos oficios que otorgaban “el turno” a la Comisión de Asuntos Legislativos, Primera, presidida por el priísta Castro Trenti, misma que se había dado en la última sesión de la cámara de senadores en abril de 2006 y tambien aparecieron desde la mesa directiva dos oficion que pedían opinión a la Comisión de Hacienda y al Centro de Estudios de Finanzas Públicas acerca de la viabilidad financiera de la propuesta. En fin, un obstáculo tras otro se presentaron para que el dictamen de AEXA no saliera.
Caso contrario al CONACYT, a la UNAM o al IPN quienes manifestaron su Beneplácito por la propuesta. Es más, la reunión que tuve, dos días antes de la reunión donde dictaminaríamos en comisiones, con José Antonio de la Peña, recién llegado de la Universidad de Arizona, cuyos directivos e investigadores le urgían la presencia de estudiantes mexicanos en los proyectos aeroespaciales que ellos tienen en sus campus. De ahí surgió el acuerdo de adicionar unos artículos transitorios que garantizarían un proceso de planeación e instalación muy sistemático que incluirían 6 meses de foros y mesas de análisis para diseñar y publicar el Programa de Actividades Espaciales que considera la Ley.
Por fin, una vez más impulsado por el compromiso de los senadores miembros de la comisión y de las otras dos comisiones involucradas el dictamen avanzó lentamente en los espacios del senado. Por fin, y después de dos programas de televisión en el Canal del Congreso, que quizá fueron determinantes por la explicación detallada que se dio del proyecto, el dictamen fue aprobado el 4 de noviembre, día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y de la inesperada caída de un avión del gobierno donde viajaba el Secretario de Gobernación.
Ahora solo falta la aprobación de la Cámara de diputados y la publicación del decreto de parte del ejecutivo. No creo que sea fácil, hay muchos prejuicios sobre el tema, porque aún sean los mas altos funcionarios gubernamentales o los dirigentes partidarios o legislativos, siguen teniendo la idea de que lo que se pretende hacer es algo parecido a la NASA norteamericana. En fin, todavía estamos a un tramo grande de ver el final feliz en este asunto.
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