lunes, 29 de agosto de 2011

EL OTRO EMILIANO


Nunca tuve trato directo con Emiliano Pozas. constantemente, me lo encontraba dejando o recogiendo a su niño en la guardería, siempre sonriente con las educadoras o con los demás padres. Lo veía también en su trabajo, en medio de las campañas o en las fotos oficiales de los actos del ayuntamiento de Tepic. No sabia que era poeta o que escribía sobre la cruenta realidad que nos rodea a todos. No me parecía un delincuente, mucho menos un secuestrador como lo han insinuado ya algunos funcionarios del gobierno estatal.
Me parece una impudicia manchar a alguien para justificar su propia incapacidad y mucho mas, porque Emiliano, tengo entendido, siempre trabajó para las instancias oficiales y su forma de vida era modesta.
Fue víctima (mientras los mencionados funcionarios no demuestren lo contrario) de una desafortunada y maldita guerra que lo atrapó, lo inmoló, marcó a sus hijos para siempre y que acabó con  la solidaridad, el honor, la lealtad de los que lo conocían y podían decir algo por el. 
Ojalá descanse en paz 

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